Hace tiempo que he querido hablar de Marie Kondo. Una mujer Japonesa cuyo proyecto profesional, de vida, ha sido inspirar a las personas a ser más feliz a través del orden. He leido el libro, he revisado diferentes entrevistas y ahora he visto algunos capítulos de Neflix de su nueva serie.
Como buena Japonesa, la disciplina y apego a su método es lo que la hace cruzar fronteras.
El método es relativamente sencillo. En 4 pasos logras reordenar los espacios y eso te generará felicidad.
El primer paso se enfoca en hacer una pila con toda la ropa que se cuenta, una pila por integrante o participante en el proceso de organización. Hay que tomar cada prenda y decidir si nos hace feliz o no. Todo lo que no nos produce felicidad, se va. Este principio se aplica en el paso 2 para los libros, en el paso 3 para los papeles y el paso 4 o KOMONO es el mas divertido porque abarca el resto de las cosas ; subdividido en las cosas del baño, de la oficina, la cocina y solo al final las cosas con valor sentimental. A través de prácticar el sentido de felidad, logramos soltar aquello con mas historia para nosotros.
Al leer el libro te encuentras con varios tips de organización , desde como doblar la ropa hasta como categorizar las cosas. Muchos de esos tips son terriblemente sencillos con un impacto fuerte.
Encuentro intensamente interesante que esta mujer con este método cuestione el nivel de felicidad que podemos sentir con lo mas simple. No creo que el orden en si sea lo que produce la felicidad, si no el proceso de prácticar, identificar lo que nos hace feliz, de identificar a que cosas nos aferramos que materializada en objetos se evidencia como esos apegos reducen tu espacio de movimiento.
El proceso es interesante al ser personal, ella no define cuantas cosas hay que tener, sino mas bien concientizar y enfocarse en lo positivo que tenemos.
Aprender a vivir simples, con lo necesario, te permite apreciar la vida.
Creo que el método lejos de dar resultados fabulosos a quien logran seguir paso a paso, es un método que puede enseñar un sin fin de cosas de acuerdo a las prioridades y vivencias de cada persona. Ojalá nos permitieramos estar más concientes de lo felices que ya somos, y quitarle peso a las cosas simples que no deberían restarnos satisfacción o impedir ver las que si nos hacen vibrar y sentir ese chispazo.